Luego de trabajar muchos años en el mar, Patricio Merino Santander, aparte de ser pescador, pasó a convertirse en un promotor de la conservación marina en su comunidad y Director ejecutivo de la Fundación para el Área Marina de Pilitalena Añihue. En un trabajo de años junto al Sindicato de Pescadores de Puerto Raúl Marín, organizaciones locales, el Ministerio de Medio Ambiente de Chile y, luego que se decreta el área, con el apoyo de WWF-Chile, para la elaboración del plan de manejo del Área. Patricio fue parte del desarrollo de la primera Área Marina Protegida cogestionada por una comunidad en Chile. Aquí, nos cuenta cómo este trabajo se convirtió en un ejemplo de la conservación costera: “La idea es sentar un precedente para el futuro.”
¿Cuál es su primer recuerdo impactante del mar?
Me acuerdo muy claro cuando llegué a la isla de Raúl Marín Balmaceda. Era el año 1988 y tenía 13 años. Con mi mamá habíamos viajado desde Valparaíso a Puerto Montt por tierra, y sabíamos que llegando ahí, un barco nos llevara a la isla en Patagonia. El viaje duraba 27 horas hacia el sur, entonces yo esperaba encontrarme con un barco grande, sin embargo, no fue más que un pequeño barco el que nos llevaría a la hermosa isla que se transformaría en mi nuevo hogar.
Fue en la mitad del invierno, cuando nos bajamos en la playa de Raúl Marín Balmaceda, me sentí a como en otro mundo mar, playa y bosque. La única conexión con el continente que teníamos era por un barco que salía cada 15 días. Ahora la comunidad ha crecido y tiene 311 habitantes, pero en esa época había muy poca gente viviendo en la isla, entonces fue un cambio muy grande para un adolescente acostumbrado a la ciudad, sin embargo, poco a poco este hermoso lugar rodeado de naturaleza se ganó mi corazón para siempre.
“Poco a poco este hermoso lugar rodeado de naturaleza se ganó mi corazón.”
¿Qué significa el océano para su comunidad?
En una isla pequeña, uno siempre está cerca del mar, de esta perspectiva la conexión de nuestra comunidad con el océano es gigante. Por otro lado, la digitalización nos cambió la vida. Antes, los niños hacían pequeños botes de madera para jugar en la playa y ahora están ocupados con sus celulares. Sin embargo, el océano sigue siendo muy importante para nosotros, la gente que no trabaja en lugares como el colegio o el hospital de Raúl Marín, trabaja en la pesca o el turismo.
Personalmente me encanta el mar. Siento que toda mi historia está conectada y me llevó a donde estoy ahora. Luego de llegar a vivir a Raúl Marín Balmaceda creció mi interés por la pesca, lo que me llevó a estudiar Técnico Pesquero. Después de graduarme, trabajé en distintos barcos industriales de pesca y una vez en salmonera y siempre, cuando podía volver a Raúl Marín Balmaceda, lo que me llevó a que poco a poco comenzara a trabajar en la investigación pesquera y en la conservación.
“En el fondo sabía que los recursos marinos no eran infinitos y que había que cuidarlos.”
Me gustaba trabajar en la pesca, pero fui realmente feliz cuando pude volver acá a la comunidad en el año 2010. Esta pequeña isla es mi hogar. Además, cuando trabajaba en los barcos industriales en el fondo sabía que los recursos marinos no eran infinitos y que había que cuidarlos. Ahora sin duda estoy trabajando en lo que más me gusta: la conservación.
¿Como empezó el proceso de proteger el área de Pitipalena-Añihué?
Pitipalena-Añihué es una zona muy especial por la combinación de los ecosistemas de fiordos, río y mar, que la hace un área muy rica en biodiversidad. Ubicada cerca de Chiloé, es un destino de interés para los turistas que busca la naturaleza. La iniciativa de establecer un área protegida vino de la comunidad misma, porque la gente se dio cuenta que este lugar cumplía con condiciones, como una alta biodiversidad de especies, entre ellas ballenas, delfines y aves marinas. En ese sentido, fue en el 2011 cuando empezamos a organizar reuniones para el comienzo de un proceso participativo largo, pero exitoso.
“Sin quererlo fuimos visionarios: queríamos hacer un Área Costera Marina Protegida y al mismo tiempo estábamos desarrollando un nuevo modelo de cogestión.”
Tres años después se decreta el Área Marina Costera Protegida de Múltiples Usos (AMCP-MU) Pitipalena-Añihué. En ese momento pensamos estar listos, pero el trabajo apenas había comenzado. Una vez creada un área protegida aún falta hacer mucho trabajo para que sea protegida realmente. En la siguiente etapa del proceso empezamos a trabajar con WWF-Chile en el plan de cogestión. Sin quererlo fuimos visionarios: queríamos hacer un Área Costera Marina Protegida y al mismo tiempo estábamos desarrollando un nuevo modelo de cogestión.
Fue un proceso participativo en donde toda la comunidad contribuyó, hasta las empresas que al principio no tenían mucha confianza. La clave para resolver la resistencia es conversar, reunirse. Luego de tener un consenso en la comunidad, se pasaba a la retroalimentación de las instituciones públicas, no al revés como se suele hacer, el proceso fue desde la base hacia arriba, convirtiéndose en la primera vez que una comunidad desarrollaba un plan de cogestión de un Área Marina Protegida en este país. En Chile están hasta ahora las áreas marinas protegidas administradas por el Estado y muchas de ellas no tiene un plan de manejo adecuado.
“La iniciativa de establecer un área costera protegida vino de la comunidad.”
¿Cuáles fueron los retos más grandes en el proceso participativo y cuáles fueron las soluciones?
Además de que nuestra comunidad está aislada, la comunicación entre los científicos y la comunidad fue un reto también. Los científicos que participaron usan muchos términos técnicos por lo que perdieron la atención de los miembros de la comunidad. Allí sirvió bastante mi experiencia en la investigación marina y pesquera, con el conocimiento que tengo podía mediar y explicar la importancia de los datos científicos para un área protegida apoyando el proceso participativo.
Otro reto significante era – y es – la falta de recursos financieros. El gobierno Chileno tiene muy pocos recursos disponibles para las Áreas Marinas Protegidas y aunque tenemos el apoyo de WWF, cuando los proyectos se acaban hay que buscar nuevos fondos. A menudo hay épocas sin recursos económicos, pero la protección del área no se detiene. Por eso hay que tener pasión para seguir protegiendo a tu hogar, no lo puedes hacer por el dinero. La solución es incluir a toda la comunidad para que todos se sienten parte de la protección de su área y sus recursos marinos, ya que cuando el dinero se acaba, es la comunidad es quien tiene que hacerse cargo del área protegida.
“El Ministerio del Medio Ambiente aprobó el plan de manejo comunitario y ahora estamos esperando hasta que se estabilice la situación nacional para reactivar el trabajo y lanzar el plan de cogestión.”
El procesó del desarrollo del plan de cogestión se demoró por la crisis social en Chile del año pasado y ahora por la pandemia. Sin embargo, estamos listos para seguir adelante cuando las circunstancias lo permitan. En enero de este año, el Ministerio del Medio Ambiente aprobó el plan de manejo comunitario y ahora estamos esperando hasta que se estabilice la situación nacional para reactivar el trabajo y lanzar el plan de cogestión.
El siguiente paso es afinar la implementación del plan desde la pesca artesanal. Es necesario erradicar el mito que la pesca siempre se trata de la extracción y que va en contra de la protección del medio ambiente. Nuestro objetivo es aprovechar los recursos marinos de una manera sostenible y ya vamos en un muy buen camino, hace 25 años nadie pensaba en la conservación, lo único que importaba era extraer tanto como fuera posible, pero ahora tenemos un Área Costera Marina Protegida congestiona por la comunidad.
¿Cómo se pueden ampliar sus soluciones locales?
La idea es sentar un precedente para el futuro. El plan de cogestión del Área Marina Costera Protegida de Múltiples Usos Pitipalena-Añihué, puede servir como ejemplo para Chile y otros lados del mundo. Siempre se deberían adaptar el plan al contexto local, el proceso y las lecciones que aprendimos tienen mucho valor – hay muchos lugares donde están combinando la pesca artesanal con la conservación costera. Muchos pescadores artesanales quieren proteger su área para que no sea industrializada y sus recursos se perpetúen en el tiempo para sus hijos y nietos.
“Las lecciones que aprendimos tienen mucho valor – hay muchos lugares donde están combinando la pesca artesanal con la conservación costera.”
A nosotros nos tocó aprender todo desde cero. Otras comunidades en Chile deberían aprovechar de nuestra experiencia, por ejemplo, aprendimos que cuando se crea un área protegida la gente quiere ir a conocer, no solo turistas, también estudiantes y científicos para realizar estudios. Además de apoyar a la conservación del área, estos viajeros apoyan económicamente a la comunidad al comer en nuestros restaurantes y dormir en hoteles. Un área protegida abre nuevas oportunidades para la comunidad. Otras comunidades me han invitado para compartir nuestra experiencia en Pitipalena-Añihué y eso es muy bueno, ya que para que nuestros aprendizajes tengan un impacto mayor, deberíamos compartirlas con más personas de una forma organizada.
“Cuando tu área está protegida, o todo va adelante para ti y para las futuras generaciones.”
¿Qué te gustaría decir a comunidades costeras de otros lugares del mundo?
Conéctense con el mar y sientan su cariño, es su hogar. Si ya están trabajando en proteger al océano y sus recursos, siempre es posible hacer algo más. Hay que estar dispuesto a trabajar, a veces sin pago, pero vale la pena. Cuando tu área está protegida, todo va adelante para ti y para las futuras generaciones.
Foto portada: Alejandra Lafon
Luego de trabajar muchos años en el mar, Patricio Merino Santander, aparte de ser pescador, pasó a convertirse en un promotor de la conservación marina en su comunidad y Director ejecutivo de la Fundación para el Área Marina de Pilitalena Añihue.